Tomado de Diario 16, columna de Rosa María Palacios.-

El presidente Ollanta Humala ha estado en la noticia por tres razones memorables en las tres últimas semanas: a) Trompearse públicamente con un periodista internacional durante su visita a Estados Unidos y crear polémica sobre si sus niñas deben o no deben viajar en una gira de Estado; b) Ponerse el uniforme de la selección de futbol y calentar con ella durante su entrenamiento, y asistir, lechero él, a un partido de fútbol ganador; y c) Recibir a Mick Jagger en Palacio de Gobierno. De sus demás apariciones públicas, sin declaraciones a la prensa, se han recogido algunas frases para titulares, del tipo “meteremos presos a los corruptos que roben donaciones”. ¿Mayores comentarios? Solo en Twitter. Sea en su cuenta o en la de su esposa (que se muestra solidaria con todo tipo de desgracias, ya sea un accidente de carretera o una víctima más de la violencia que vivimos, a través de este medio). Pero nada más.

Por su parte, el Gabinete enfrentó su primera interpelación. No pudo hacerlo peor la Ministra, en el Congreso. Es claro que el Premio de Miss Simpatía no lo va a ganar. Menos el de humildad y, mucho menos, el de manejo de crisis. Sin embargo, logró dejar en claro lo más importante en este caso: los niños no murieron envenenados por alimentos del Pronaa. Este organismo no reparte orégano y en las muestras de éste se encontró el letal pesticida. Punto. Por su parte la oposición, con las excepciones de siempre, perdió todas las oportunidades y terminó dando más pena que la Ministra. No estaban ni enterados de las pesquisas ni de los problemas de fondo. Un espectáculo en el que ambas partes salieron mal paradas y al que muchos ya le quieren poner punto final.

¿Y qué fue de la inclusión social? Salvo agenciarse nuevos (aunque nadie sabe si mayores) ingresos a través de la minería y crear un nuevo Ministerio, mucho, mucho no hay, ni se discute. Primero, ¿qué cosa hay en la Agenda Presidencial que pueda recordarse que se ha hecho en relación a esta gran idea fuerza de su discurso? ¿Qué hay debatiéndose en el Congreso, al respecto? ¿Qué sabemos de la ejecución de tanto programa prometido, que parece hasta hoy la continuidad de los ya deficientes y conocidos? ¿Cuánto tiempo más los excluidos van a esperar “la gran transformación” ofrecida?

¿Y qué pasa con la crisis económica internacional? La producción minera del Perú, esa gallinita de los huevos de oro, se redujo de enero a julio en 6.74% (cifras de Comex). Menos producción, igual menos tributos; así de fácil. Y por más velas que le prendas a China eso es irrecuperable. Aquí no hay ideología. Solo un crack brutal de gobiernos sobreendeudados y ciudadanos a los que ya no hay de donde sacarles más endeudamiento. Un mundo que vive en sobregiro, a punto de desmoronarse. ¿Y nosotros? Bien, gracias; discutiendo las tenidas de la señora Primera Dama.

¿Resultado de cifras de popularidad del Presidente? Alrededor de 70%. Entonces, me dirán, no hagas olas. Como escuché a un ex votante de Keiko: “Esto, por ahora, viene bien. Es un gobierno igualito al de García o al de Toledo”. ¿Así será? ¡Qué miedo!