Mulititudes
Todos los caminantes de ciudad nos enfrentamos a multitudes, abrumadoras, sofocantes y aveces perturbadoras. Cada día nos sometemos a caminar con cientos de personas que no conocemos,en una coreografía tan extraña como compleja, resultado de ensayo de por vida.
Caminar por una multitud puede ser desde experiencia traumática hasta un buena historia,todo depende de tu animo. Puede serla mejor de las clases, y la más entretenida de las de las experiencias. Tantas historias reunidas en un solo lugar.
Lunes en la tarde, en una calle cualquiera, transito de regreso a casa. A mi derecha un señor, visiblemente apurado, tartamudea un poco por el celular y pasa a gran velocidad, supongo que tiene una reunión importante. Adelante, en una esquina, dos escolares se profesan amor eterno, les va bien; no puedo decir lo mismo del muchacho con el ramo de rosas entre las manos y la cabeza gacha o la muchacha a mi izquierda que grita de la nada y se pone a llorar al leer un mensaje de texto. Escucho la risa de un niño con su madre, la de dos enamorados y hasta el cantar de los pájaros, todo en una enorme ruido que por momentos revientan los tímpanos. Adelante, un hombre le muestra a un niño el arte de la lectura. En la otra esquina burbujas vuelan a través del aire, producto de la gracia de algún niño. Minutos después un grupo de viejos amigos cruza la calle, una señora examina algún documento, a mi lado un padre e hijo caminan junto a mi con su nueva mascota. En dirección contraria aparece ella, camina como si danzara por los aires y tiene unos ojos deslumbrantes, no puedo evitar fijar mi mirada en ellos. Ella sonríe, me mira, siento que de alguna forma intenta burlarse de mi, no me importa. Se acerca lentamente a saludar a un hombre sentado en un banco, el hombre la saluda con un abrazo, ambos se tomándose de las manos mostrando sus anillos. Sigo mi camino, cuando paso por su costado ella me mira y sonríe. Cruzo la avenida, llego al paradero y subo a un carro que me llevara casa, el viaje es otra historia.