#ElPerúQueQueremos

Mulititudes

Publicado: 2011-11-21

Todos los caminantes de ciudad nos enfrentamos a multitudes, abrumadoras, sofocantes y aveces perturbadoras. Cada día nos sometemos a caminar con cientos  de personas que no conocemos,en una  coreografía tan extraña como compleja, resultado de  ensayo de  por  vida.

Caminar por una multitud puede ser desde experiencia traumática hasta un buena historia,todo  depende de tu animo.  Puede  serla  mejor de las clases, y la más entretenida de las de las    experiencias. Tantas historias  reunidas  en un solo  lugar.

Lunes  en la tarde,  en una calle cualquiera, transito de regreso a casa. A  mi  derecha un señor, visiblemente  apurado,  tartamudea un poco por el  celular y pasa  a gran velocidad, supongo que  tiene una  reunión importante. Adelante, en  una  esquina, dos escolares  se  profesan amor eterno, les va bien; no  puedo  decir lo mismo del  muchacho con el ramo de rosas entre las manos y  la cabeza gacha o  la  muchacha a  mi  izquierda que grita de la nada y se pone a llorar  al leer  un mensaje  de texto. Escucho la risa de  un  niño con su  madre, la de dos enamorados y hasta el cantar  de los pájaros, todo en una  enorme ruido  que  por momentos revientan los tímpanos. Adelante, un hombre le muestra a un niño el arte de la lectura. En la otra esquina burbujas vuelan a través del aire, producto de la gracia de algún niño.  Minutos después un grupo de  viejos amigos cruza la calle, una señora  examina algún documento, a mi lado un padre e hijo  caminan junto a mi con su nueva  mascota. En dirección contraria aparece  ella,  camina como si danzara por los aires y tiene unos ojos deslumbrantes,  no puedo evitar fijar  mi mirada en  ellos. Ella sonríe,  me  mira, siento que  de  alguna  forma intenta burlarse de  mi, no me  importa. Se acerca lentamente a saludar a un  hombre sentado en un banco, el hombre la saluda con un abrazo, ambos se tomándose de las  manos  mostrando sus anillos. Sigo mi  camino, cuando paso por su costado ella  me mira  y  sonríe. Cruzo la avenida, llego al  paradero  y  subo a un carro que me llevara casa,  el viaje  es  otra historia.


Escrito por

J


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